lunes, 30 de julio de 2012

Fragmento "Sobre Héroes y Tumbas"


“Desde aquel encuentro, esperó día a día verla nuevamente en el parque. Después semana tras semana. Y, por fin, ya desesperado, durante largos meses. ¿Qué le pasaría? ¿Por qué no iba? ¿Se habría enfermado? Ni siquiera sabía su apellido. Parecía habérsela tragadola tierra. Mil veces se reprochó la necedad de no haberle preguntado ni siquiera su nombre completo. Nada sabía de ella. Era incomprensible tanta torpeza. Hasta llegó a sospechar que todo había sido una alucinación o un sueño. ¿No se había quedado dormido más de una vez en el banco del parque Lezama? Podía haber soñado aquello con tanta fuerza que luego le hubiese parecido auténticamente vivido. Luego descartó esta idea porque pensó que había habido dos encuentros. Luego reflexionó que eso tampoco era un inconveniente para un sueño, ya que en el mismo sueño podía haber soñado con el doble encuentro. No guardaba ningún objeto de ella que le permitiera salir de dudas, pero al cabo se convenció de que todo había sucedido de verdad y que lo que pasaba era, sencillamente, que él era el imbécil que siempre imaginó ser.
Al principio sufrió mucho, pensando día y noche en ella. Trató de dibujar su cara, pero le resultaba algo impreciso, pues en aquellos dos encuentros no se había atrevido a mirarla bien sino en contados instantes; de modo que sus dibujos resultaban indecisos y sin vida, pareciéndose a muchos dibujos anteriores en que retrataba a aquellas vírgenes ideales y legendarias de las que había vivido enamorado. Pero aunque sus bocetos eran insípidos y poco definidos, el recuerdo del encuentro era vigoroso y tenía la sensación de haber estado con alguien muy fuerte, de rasgos muy marcados, desgraciado y solitario como él. No obstante, el rostro se perdía en una tenue esfumadura. Y resultaba algo así como una sesión de espiritismo, en que una materialización difusa y fantasmal de pronto da algunos nítidos golpes sobre la mesa. Y cuando su esperanza estaba a punto de agotarse, recordaba las dos o tres frases clave del encuentro: "Pienso que no debería verte nunca. Pero te veré porque te necesito". Y aquella otra: "No te preocupes. Ya sabré siempre cómo encontrarte".
¡Cuántos días desolados transcurrieron en aquel banco del parque! Pasó todo el otoño y llegó el invierno. Terminó el invierno, comenzó la primavera (aparecía por momentos, friolenta y fugitiva, como quien se asoma a ver cómo andan las cosas, y luego, poco a poco, con mayor decisión y cada vez por mayor tiempo) y paulatinamenteempezó a correr con mayor calidez y energía la savia en los árboles y las hojas empezaron a brotar; hasta que en pocas semanas, los últimos restos del invierno se retiraron del parque Lezama hacia otras remotas regiones del mundo. Llegaron después los primeros calores de diciembre. Los jacarandaes se pusieron violetas y las tipas se cubrieron de flores anaranjadas. Y luego aquellas flores fueron secándose y cayendo, las hojas empezaron a dorarse y a ser arrastradas por los primeros vientos del otoño. Y entonces —dijo Martín— perdió definitivamente la esperanza de volver a verla.
La "esperanza" de volver a verla …. Y también se dijo:
¿no serán todas las esperanzas de los hombres tan grotescas como éstas? Ya que, dada la índole del mundo, tenemos esperanzas en acontecimientos que, de producirse sólo nos proporcionarían frustración y amargura; motivo por el cual los pesimistas se reclutan entre los ex esperanzados, puesto que para tener una visión negra del mundo hay que haber creído antes en él y en sus posibilidades. Y todavía resulta más curioso y paradojal que los pesimistas, una vez que resultaron desilusionados, no son constantes y sistemáticamente desesperanzados, sino que, en cierto modo, parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante aunque lo disimulen debajo de su negra envoltura de amargados universales, en virtud de una suerte de pudor metafísico; como si el pesimismo, para mantenerse fuerte y siempre vigoroso, necesitase de vez en cuando un nuevo impulso producido por una nueva y brutal desilusión...

domingo, 29 de julio de 2012

A un casi perfecto desconocido.

 Hace aproximadamente 8 años que ya no se de vos. Y todavía te siento, te siento como ese día que me escribiste la primer carta...
 Me habías visto dos veces y me dijiste... "no podría estar con vos por miedo a perderte"... Después de ahí nos volvimos uno...Inseparables, eras una irresistible tentación.
 Una sola vez peleamos... y lloramos desconsolados por un día ¿te acordás?, me pediste perdón de mil formas.... Te perdoné al instante... Igual lo seguías haciendo...
 Según vos mis ojos eran de cachorrito, creo que nunca con nadie hablé tanto como lo hacia contigo. Me hablabas de tu mamá, de su muerte, de tu dolor, de tu gato, de tus amigos, de tus amoríos anteriores, de libros, de psicología, de tu familia, siempre algo me tenías que contar... eramos tan chicos, tan transparentes entre nosotros.... Supe cosas de vos que no querías contarle a nadie, supe mas de lo que quería... Tal vez eso era lo que me encantaba de nosotros. El poder contárnoslo todo. El sentirnos unidos como nunca nos había pasado con nadie.
 Yo te cargaba por las locas que lloraban por vos y vos reías, siempre a upa tuyo, al costado, al lado, abajo, arriba...
 Nos separábamos para ir al colegio, realmente eramos tan chicos.... y en cada recreo nos llamábamos, que ingenuos, creíamos en el amor eterno... Pero yo todavía te siento, acá... en el pecho, como un nudo, como esas ganas incontenibles de llorarte todas las noches. Sos ese vacío que no puedo y nunca mas pude llenar...Sos esas ganas de que a las diez de la noche suene el teléfono para saber si esas dos cuadras que hacía sola no me había pasado nada, para luego quedar hablando hasta las 3 am... mi madre detestaba eso, pero me veía feliz como nunca había pasado...
 Me dijiste que nunca me ibas a dejar, que eramos inseparables, que estabas feliz.... Me dijiste tantas cosas... Cosas que quiero olvidar. Pero no me olvido, sobre todo que dejabas de fumar porque te hacia mal, que no tomabas más los medicamentos del psiquiatra porque ya te sentías bien y que querías pasar la vida conmigo....
 Reconozco que a veces quiero olvidarte o que jamas hayas existido.
 Nuestro primer beso fue abajo de la lluvia en plaza Mitre ¿cómo olvidar cosas tan perfectas?
 Y sin embargo no puedo recordar tu cara, mi inconsciente la borro por algún motivo.
 Hace casi 8 putos años que no te veo... ocho, no es mucho pero tampoco es poco tiempo. Te sueño cada tanto y espero que algún día vuelvas. Al parecer aun creo en los cuentos de hadas.
 Te extraño tanto corazón. no existe un día que no te piense. ¿Existirá algo de vos por algún rincón del universo?, ¿Verás lo que pasa acá?
 Odio que cuando estabas en la clínica hayas pedido verme... odio que nadie me haya avisado hasta un día después, pero ya era tarde... estabas justo adelante mío, pero ya no hablabas.
 Un jueves te agarro fiebre, estábamos en la plaza... Me acuerdo tanto... Después de ahí nunca mas escuché tu voz. Yo quería cuidarte, Yo aun quiero cuidarte, verte, sentirte...
 Tu nuevo disco rígido tenía mi nombre. Y yo competía por el amor que le tenías a tu computadora en forma de chiste... Reíamos tanto. Siempre reíamos, extraño tu risa. Extraño decir... ¿estás escuchando Ramones? y que vos digas: "no, no, nada que ver" (mientras bajabas el volumen jajaja)... mentiroso y divino... Todavía te amo ¿sabés?... Y sé que esta es una forma estúpida de decírtelo, ya que donde estás no se si podés leer... no se si estás. No se que hay después de donde vos estás. Pero algo de mi para llenar eso que siento prefiere hacer estas estupideces para no sentirte tanto. Para no sentir esa infinita tristeza.
 Perdón por no ir al cementerio hace 7 años a visitarte, prometí ir día por medio, pero creo que estamos a mano con tu promesa de estar conmigo siempre.
 Hice infinidad de idioteces desde que te fuiste. Si me vieras, sé que estarías enojado... probé todo lo que me dijiste que no probara e hice cualquiera con mi vida, en partes siento que deje mis metas, deje mi mundo y deje esa persona que yo era. Perdón por eso!... pero sé que al fin y al cabo no voy a salir viva de esta vida... Y si hay un mundo donde encontrarnos preferiría llegar rápido, pero no dejar de hacer y probar todo lo que me saque sonrisas.
 Creo que debo dejar de escribirte... sos presente en todos mi cuadernos, en mis libros, en mi mente... estás siempre en mi... pero no como deberías.
 Quiero que vuelvas a leerme "el caballero de la armadura oxidada". Quiero tus caricias. Quiero no extrañarte. Quiero dejar de escribirte en todos lados.
 En fin... empiezo a despedirme, y te cuento que yo intento estar bien... solo porque ese último jueves... ese maldito jueves hablábamos de algo horrible de mi vida y dijiste: "si vos sos feliz, yo soy feliz", desde entonces intento ser la persona exageradamente mas feliz del mundo... solo por tu bienestar... porque te amo y no te olvido por mas que lo intente.
Gracias por todos esos momentos y por ser partes de mi mundo.
Te amo ahora y siempre.

Complicado escribir leyendo G.G.Márquez y sabiendo que jamás tendrás la genialidad de el ¬¬

 En estos tiempos no se me cae una idea. Algo está pasando con mi mente cada vez que me siento a escribir (ah pero ojo, me acuesto a dormir y mi cabeza va a mil). Aun no logro descubrir el por qué estoy tan opa ¿?, pero sé que cada vez que me siento, solo puedo escribir esta sarta de boludeces.
 Este no es un buen año, aunque pensándolo bien... estos 25 años nunca  lo fueron. Nací cagada desde el principio. Empezando por la muerte horrible de mi viejo que cada año la veo por el noticiero los 23 de enero, hasta el día de hoy. Creo que la mayoría de la gente adulta que conozco tuvo la mitad de los problemas que yo tuve y la mitad de muertos que me rodea  hasta el día de hoy. Pero alguien alguna vez me dijo que todo pasa por algo. Habría que descubrir por qué me pasa todo lo que me pasa. Y si es cuestión de Karma debo haber sido tremenda hija de mi madre en otro tiempo, en otro mundo... en otro lado ponele.
 Pero a pesar de todo lo malo, sé que soy una guerrera de la vida y que puedo soportar cosas insoportables, pero a veces me canso de hacerme la fortachona y a estas horas quiero mandar todo al carajo.
 La noche no es mi fuerte y los peores sentimientos siempre me acechan y merodean por la madrugada... Que cosa fea la noche.... Aun con 25 años no puedo afrontarla sola.